viernes, 25 de julio de 2014

5.



He tardado algo así como un año en volver a escribir aquí algo, un año para gestar una de esas historias que os prometí, de las que sí tienen frases de Love of Lesbian debajo de cada párrafo. De las que tienen un principio y un final. Un final.
Puede ser que sea por eso precisamente por lo que ahora estoy así, por comenzarlo todo con películas de Hitchcock, en este imbrincado juego de capturas y sospechas, y sombras amenazantes en mitad de la noche, señales y señuelos y mecheros incriminatorios en la escena del crimen. Semanas más tarde tú me confesarías que en realidad no te enteraste de nada de la película, que estabas muy nervioso y que sólo podías verme a mí a la luz de un homicidio en blanco y negro. A decir verdad incluso todo eso ha acabado. Es extraño decir que nada de todo eso queda ahora, ¿nada, y si no hay nada por qué escribo esto? ¿Es este el final epitafio?Pero en realidad ya no queda nada, ni siquiera mis desorbitadas ansias de verte y no verte a la vez con las que antes me despertaba todos los días, cuando te odiaba.
Al principio nos hacíamos el vacío en el ombligo y nos besábamos mucho tiempo y se nos metían pelos en la boca, y a veces cuando te ibas encontraba pelos rizados entre las sábanas y por el suelo y no podía parar de pensar en ti. Pero todo eso fue muy al principio, lo cual realmente duró poco. Duró lo que una fiesta de pijamas, lo que las maratones de películas de Hitchcock, el concierto al que te colé de imprevisto donde nos dimos el primer beso, la noche de Halloween, mi cumpleaños y tu cumpleaños, las tres horas que dura Lawrence Anyways, Blue Jasmine, y una eyaculación precoz. Después vino la Navidad y el insomnio y quedarme solo y deprimido escuchando a Aute hasta las mil, y vino Madrid y el odio. Y mucho después la fuerza destructora que me impelía a hacerte desaparecer del todo, a irme lejos, tan lejos que ni siquiera Madrid ya era suficiente. A ti debo agradecerte que ahora esté haciendo unas maletas para irme más lejos todavía y que eso aún me separe más de ti, y que eso haga que tengas miedo (o lo que quiera que carajo tengas). O tuvieras. ¿Si hablo en pasado es porque realmente te he olvidado?
Un día me dijiste que mis ojos me definían, que sin decir nada lo decían todo de mí, recuerdo eso muy bien porque hasta ese día mis ojos para mí eran tan solo mis ojos.
Durante aquel tiempo, al parecer (pues tu versión de los hechos es aún, como tú, mutante) nos estuvimos siguiendo sin seguirnos, yo mientras a veces te odiaba sin parar de pensar en ti, y me iba con otros que me aburrían bastante y que no eran tú, y aunque no buscaba que fuesen tú no eran tú. Tú entonces te diste cuenta de mi huida. De todo esto realmente sólo recuerdo las centrífugas noches de borracheras deprimentes y de djs que ponían Turnedo en el momento menos indicado, y meterme en cines solo para perder el tiempo y dejar durante dos horas de pensar. Meses.
Me ahorraré la parte de los celos y la del gordo, total, para qué.
Volvimos a encontrarnos, a encontrarnos mucho, muchísimo, tanto que parecía que no había pasado el tiempo pero habían pasado eones. Bailamos Spandau Ballet en la noche de fin de curso como te prometí, y volvimos a besarnos, y a gritar por Narnia. Tú dices que no fue para tanto. Que no fue para tanto. Tendrías poco que hacer, supongo. Y yo sigo convencido de que hay algo más que yo podía leer en ti en ese momento, aún cuando lo recuerdo puedo seguir leyéndolo, tus ojos, tus palabras, tus reacciones. "Me ha hablado". Pero qué más da, si aquella noche reversible la terminabas echándome de tu casa, resumiendo el invierno en un gesto.
¿Y ahora? En fin. Sólo están los mordiscos de Nada que llenan el gruyer que es mi vida, con la única perspectiva de que tardaremos años en volvernos a ver, rezando para que permanezcan indelebles las marcas en ti que un día me dijeron que tú eras definitivamente TÚ. Y sé que dejaré de quererte, antes o después, y eso me deprime bastante.
Fin del primer amor.

miércoles, 31 de julio de 2013

Tormenta Solar Perfecta


Posiblemente fue un error prometeros una de esas historias que merecen ser contadas, porque esta desde luego no lo merece. Y porque me cuesta horrores, porque lo recuerdo en mosaico aleatorio, y porque los momentos brillantes relucen tanto que eclipsan cualquier otro. Su mano descendiente oculta el sudor y el reseco sabor de nuestras bocas, y las barbas que pican y a las señoras drogadas, al igual que bailar a su lado era bailar, y reconstruir las frases que decía cuando la música me impedía oírlo era lo más maravilloso. Y no sé si sabéis cuál es ese algo que os dice que tienes que estar en un sitio concreto, da igual el por qué, un sitio concreto, un lugar concreto, una confabulación, una señora drogada a la cual adorarás por siempre, a la que besarías hasta el último de sus cariosos dientes en agradecimiento. La Sincronía que sólo puedes tener con un desconocido que entiende todo lo que dices.
Y no sé, también me pregunto de dónde sale la ternura hacia una persona a la cual no conoces, por qué la seguirías besando, o por qué aún la besas en el vívido recuerdo, aunque asumas que gracias a dios sólo se quedará en eso, en el tóken de Fangoria que no quisiste gastar, como luto. Su lunar, Anthony Hopkins, Tadzio y el marisco. Y más cosas de las cuales no me acuerdo o no sabría describir. Aunque sé lo que son. 
Y por supuesto sé que esto es lo más normal, y que a todo el mundo le pasa, y que es un festival. Pero me gustó, y ya. También sé que sólo me apetece recordar lo bueno.
Por último, sé que es una mierda de historia. Así contado pierde.

jueves, 23 de mayo de 2013

Tumblr kills the blogspot stars



Ha pasado tanto tiempo que no, que no sé, de hecho no sé si habrá alguien leyendo esto. Supongo, espero, que sí. Me apetecía mil escribir algo aquí, porque pensándolo bien es genial esto de los blogs y nunca debieron pasar de moda. Y porque también le estoy pillando el punto al cine chileno y aunque no entienda ni la mitad de lo que dicen Joven y Alocada mola. Y eso es así. Y la Javiera Mena también. Claro que si quieres hacer una entrada de un blog estaría bien que tuvieses en mentol algo de lo que hablar, una vaga idea, o algo. Porque si no te pasa como a mí y terminas haciendo lo que querías desde un principio: poner de título esa frase que un día bastante ciego te hizo tanta gracia y cantaste toda la noche y, sobretodo, darte autobombo de algo que ya ni actualizas ni nada. Eso también es así.
Prometo escribir pronto una buena historia de blog, de esas con amores bicuriosos imposibles, con vulgares ambientaciones provinciales y frases de letras de Love of Lesbian al final de cada párrafo. Las verdaderas historias, las de blogspot. Prometo contaros alguna, de verdad.

viernes, 4 de enero de 2013


¡Qué niños somos! ¡Cómo ansiamos una mirada así!; Qué niños somos! Habíamos ido a Wahlheim. Las mujeres fueron en coche y durante el paseo creí ver en los ojos negros de Lotte... ¡Estoy loco, perdóname!, ¡tenías que verlos, estos ojos! Para ser breve (porque estoy cayéndome de sueño): las mujeres subieron de nuevo; el joven W..., Selstadt, Audran y yo rodeamos el carruaje. En la portezuela charlaron con los muchachos que eran bastante ligeros y frívolos. Yo busqué los ojos de Lotte. ¡Ay!, ¡vi que iban de uno a otro! ¡Pero en mí, que estaba allí completamente solo, pendiente de ella!, ¡en mí!, ¡en mí!, ¡en mí!, ¡no se fijaban!- ¡Mi corazón le dijo mil veces adieu! ¡Y ella no me miró! El carruaje pasó a mi lado y una lágrima asomó a mis ojos. La seguí con la mirada y vi asomar por la portezuela el tocado de Lotte y se volvió para ver ¡ay!, ¡para yerme a mí!-¡Querido! Estoy flotando en esta incertidumbre; éste es mi consuelo: ¡tal vez se volvió para mirarme a mí! ¡Tal vez! ¡Buenas noches! ¡Oh! ¡Qué niño soy!

sábado, 1 de diciembre de 2012


Lanzados al vacío, despedidos de todo anhelo, nos agarramos a la belleza, al baile y al amor. Es el fin de los tiempos, el principio del equilibrio eterno. Bienvenidos al horizonte perdido, bienvenidos a la Polinesia Meridional.