domingo, 30 de enero de 2011

Resaca Buenrrollista

Pues eso, que estoy con cierto tipo de resaca buenrrollista. Es raro, es muy raro (en mí) No sé, no entiendo por qué cuando hace apenas dos semanas estaba de una bajona monumental, ahora estoy bien y... creo que debería buscar el por qué. Creo que es importante. En fin, ya se verá.
Es genial eso de levantarse con ganas de comerse el mundo, que es de dieta y sabe bien.
Por otra parte, todo esto de ir en plan bien por la vida, me trae más cosas buenas. ¿Será el karma? yo nunca he creído en el karma. Nunca JAMÁS. Solamente el decir que hay alguien que te da cosas buenas si haces cosas buenas... puff, no sé, me cuesta. Y no sé si lo que me está pasando es que tengo buen karma o qué, pero oye, salgo a la calle y no paro de conocer gente nueva, de pasarmelo bien, de ser feliz, de... en fin, de un montón de cosas. Quizás, simplemente esa sea la vida normal, la que todos los días pasa y en la que yo no me fijaba porque estaba obcecado en mi malrrollismo.
Sea como sea, me gusta
Otra cosa que se me pasa últimamente es que al conocer a gente nueva o eso, me pregunto si será alguno de ellos. El otro día, por ejemplo, por casualidades de la vida encontré a un chico bastante (bastante) mono en una cafetería y que bueno, tenía pluma, algo. El caso es que no podía no preguntarme si sería él. Si en algún momento nos veríamos en cualquier otro sitio, nos conoceríamos y seríamos felices por cierto tiempo de nuestra vida. De hecho, creo que esa fue la segunda vez que lo vi. La primera me produjo el mismo sentimiento. A todo esto, una amiga y yo, estamos haciendo una descomposición de quien es y quien no (en su afán de buscarme un pichurri) y realmente hay bastante gente, eso me lleva a la misma pregunta de antes de si será alguno de ellos, de si esto es más fácil de lo que en un primer momento me parecía.

viernes, 28 de enero de 2011

I feel good

Dios! me siento como después de una ducha de esas calientes cuando hace mucho frío, de esas en las que te recreas porque necesitas limpiarte de verdad, de esas que se disfrutan.
Estoy a gusto, estoy feliz.

lunes, 24 de enero de 2011

Ch-Ch-Ch-Ch-Changes

Como decía Bowie.
Me siento cambiar. No se, puede ser algo metabólico o... psicológico. No sé, pero llega a extraños extremos insospechados, ya que hoy, HOY, me he decidido a hacer una lista de los objetivos del 2011. Quizás antes no me atrevía, o simplemente no quería. Pero me veo con fuerzas.
Quiero dejar algún tipo de constancia de este hecho. Quiero que me atormente para poder llevarlo finalmente acabo. Quiero estar más en lo que hago: tomarmelo todo algo más en serio. Ponerme al día con el francés y olvidar las peleas y lagunas que tuvimos en el pasado. Ponerme en forma, no redonda, se entiende. Abrirme como las piernas de una prostituta, dejarme las malas caras y los malos rollos sólo para cuando sean verdaderamente necesarios, dejar la estúpida timidez a un lado y decir claramente quien soy yo y qué quiero. No dejar que me pisoteen nunca más, no permitir que se pasen ni esto (señalo media uña). Hacer cosas, ¡Vivir! Sudar como nunca he sudado, no solamente a nivel físico, sino también deshidratarme psicológicamente. No perder nunca la ilusión por nada. Defender lo que tengo que defender. Pasar de todo, y no pasar de moda, bailar contigo el último cuplé. Decir lo que tengo que decir y hacer lo que tengo que hacer. Olvidar el miedo, y con él, el dolor.
David Bowie, qué gran hombre. Su hijo hace cine, por curiosidad.

martes, 18 de enero de 2011

Cuando Lon Chaney jugó con la muerte al ajedrez

Dejarlo todo sería la opción más eficiente. La más elegante. Dejarlo todo, llamar yo a su puerta y decirle que se ha acabado el espectáculo, que Faemino y Cansado ya no están en el escenario, que Chip y Chop murieron hace tiempo. Ni siquiera perduran aún los vagos recuerdos del gordo y el flaco. Sólo queda un triste Lon Chaney que ya se ha cansado hasta de liberar leones. Un Lon Chaney que se quita el maquillaje lentamente en el camerino, que olvida que no quiere recibir la bofetada, ya ni siquiera éso le importa.
Así podría describirme en estos momento. Ya he dicho que dejarlo todo sería la opción óptima, por hastío. Cansancio de todo. Nada de esto va a llevar a ningun sitio y, finalmente lo mejor sería dejarlo estar, let it be, como dirían los Beatles. Cansado de reír y llorar. Soy como el Comediante, llevo un pin con una cara sonriente mientras carbonizo con napalm a algunos amarillos en El Puto Vietnam
El negativismo se me hace denso, no puedo pensar, ni llorar, ni vomitar. Hace años que no vomito, creo que querría vomitar un rato.
Todo esto suena a suicidio, pero no lo es. Bueno, quizás, sí, un suicidio intelectual. Todo esto es resultado de la visión un tanto histriónica de varios acontecimientos acaecidos recientemente. Debería estar estudiando ahora mismo, debería desollarme los codos ¡Joder! Pero no lo hago, porque eso no me va a llevar a ningún sitio. Es una carretera perdida hacia ninguna parte, diseñada por un esquizofrénico llamado Frank que vive en Baltimoore. Hay tantos fallos que el mero hecho de esforzarme por superar el cinco me parece un juego estúpido, como aquel hipopótamo tragabolas de nuestra infancia. Eso sí, estudiar no es divertido (aprender sí, ojo)
sólo os pido que lo entendáis, que no me lo volváis a reprochar nunca jamás. Porque no lo voy a hacer. Sólo quiero correr un rato desnudo por el bosque.
En ralidad ni siquiera quiero hacer eso.
¿Entonces qué? No sabes nada, tus gorduras delatan tu estúpida mente. No eres nadie, nunca escribirás nada bueno, nunca serás quien quieres ser, nunca tendrás gracia. Hace tiempo lloré creo por estas palabras. Ahora no puedo hacerlo, no puedo hacer ni eso. Hace tiempo escuché una canción en la que se exponía con una rara y monótona voz que, aunque sea una lata el trabajar, tiene la vida su parte buena ya que, gracias a Dios, ésta pasa felizmente si hay amor, si hay amor, si hay amor. Bien, señoras y señores. No lo hay, y lo peor, no lo habrá. Y ahí es cuando, de repente, descubre que no eres nadie, que nada hubiera cambiado de no haber nacido, que eres un simple peón jugando contra la muerte en el Séptimo Sello. No me voy a suicidar, ni siquiera intelectualmente. Mañana volveré a estudiar, como hoy, como anteayer, como lo haré pasado mañana, y al siguiente día, y al siguiente y al siguiente. Aunque siga pensando que todo esto no tiene sentido, y que estudiar para algo que no tiene sentido lo tiene menos aún.

viernes, 14 de enero de 2011

Aeronautas en un mar sideral


    No me acuerdo de lo que quería escribir. Dios, como me fastidia cuando me pasa eso. Joder, no es la primera vez, buf. No sé lo que quería decir, si sé cómo me siento: Como Holden Cautfield vagando solo por New York. Donde la comida sabe a mierda y el amor huele a depravación. Ver una foto suya es una estupidez que me duele, nunca me había pasado esto. Pero ahora sí, me duele como una patada en el estómago. Y me pregunto por qué.
Debería poder pasar de esto, debería poder ser un aeronauta en un mar sideral. Pero no lo soy. Quizás así se podría sentir un astronauta que rechazara una oferta de la NASA de viajar al espacio, cuando el que fuese en su lugar volviera se sentiría más o menos como yo. Hace mucho tiempo y (quizás) en una galaxia muy, muy lejana decidí ser como soy. Creo que me gustaría decir que no, que no me arrepiento, que volvería a hacerlo porque esto que siento son los celos. Celos de ver a gente que lo tiene más fácil, a los que no son tipo Everybody  Hurts. Celos de los chicos más Elvis que Beatles. Quizás la palabra no sea celos. Esto es algo que acepto, algo que siempre ha estado ahí y que por mucho que me duela sé que es una realidad. Una realidad quizás cambiante, eso sí, no niego que de pronto pueda haber un ¡Boom! y todo cambie. Y cambie mi vida y cierre el blog definitiviamente. Para siempre. Que es a lo único que aspiraba abriéndolo. Posiblemente haría otro, poniendo lo feliz que soy, escribiendo letras de los Beatles y entidiendo que Love is touch and touch is love es la ecuación magnánima de cualquier matemática universal.
Os dejo, voy a seguir viendo fotos, que es lo que desde un principio quería hacer. Aunque me sienta infinitamente culpable.
Creo que esto era, en síntesis, lo que quería decir.

miércoles, 12 de enero de 2011

Everybody Hurts?

Hoy lo he vuelto a ver. ¿Cuánto hace que no lo veo? De hecho creo que es la primera vez en el 2011, ¡Y todo lo de antes! Creo que fue, de hecho, antes de que empezaran las vacaciones, mucho antes. Él es de los que terminan los primeros y empiezan los últimos.
Casi lo había olvidado. Cuando lo ví ahí de pie, hablando con alguien de otro alguien, diciendo algo de otro algo, no pude hacer otra cosa que apartar la mirada. No simplemente girar la cabeza o hacer como que alguien me mandara un mensaje para bajar la vista. No. Mi mirada se perdió, lejos, quizás a algún sitio con nieve. Porque no podía ver a a aquella simple bestia salvaje, que hace no más de un mes era para mí un semidios griego. Quizás no lo entiendan. 
Yo nunca me he enamorado. La única vez que creí hacerlo fue, además, de una chica. Lo que me pasa es que simplemente puedo desear, no tiene por qué haber sexo (en lo que al verbo desear se refiere, no a la relación en sí). Puedo desear pero no amar. ¿Entienden? Desear pero no amar... ¡Horrible...! 
Deseo amar de forma limpia como aman los demás. Quiero olvidarme ya de todas estas mierdas. Quiero dejarme llevar por algo o alguien.. Quizás haya hasta algo de envidia. Quizás es que desearía ser ellos y no yo, porque pienso que, aunque REM diga lo contrario en Everybody Hurts, ellos no lloran ni se lastiman. Ellos tienen miles de aves de paso y con sólo alzar la mano encuentran todo lo que quieren. Que alguien me  desengañe, ellos son tan débiles como yo. Quizás todo esto sea resultado de mi largo encapsulamiento. Quizás yo sea el error, hiperónimo de todas las simples bestias salvajes que alguna vez creí desear o incluso, de alguna manera abstracta, amar.

lunes, 10 de enero de 2011

Cerrado por Derribo

No puedo sentir las canciones de amor. Intento hacerlo, de veras. Pero no puedo. Hablan en un lenguaje arcaico, de otra época, completamente ajeno a mí.
Muchas veces me veo a mí mismo algo así como un espíritu informe que ve y opina, y aconseja. Pero que nunca es aconsejado por sí mismo. Esto es extraño, lo sé. Soy como el ciego que intenta convencer a los demás de lo bonito que es el sonido, pero nunca es comprendido. Porque nunca puede ser comprendido, o no del todo al menos. Mi cabeza da vueltas. Querría saber qué significan esas letras. Qué es sentirse identificado con algo, al saber que morirme contigo si me matas y matarme contigo si te mueres la escribió un hombre hace mucho tiempo, pensando especialmente en tí, y en ella, o en él. Querría saber a qué saben los besos con sal de las aves de paso. ¿No lo entienden? El jugar a la orilla de la chimenea, y que amor se llame el juego. Que se quede a dormir, que esté esta noche conmigo escuchando la canción más hermosa del mundo. Que nos den las diez y las once, las doce las una, las dos y las tres. Y sin embargo, terminar, porque nos sobran los motivos. Saber qué se siente al ir por el boulevard de los sueños rotos y por la calle melancolía. . Estando 19 días y 500 noches preguntándome quién me ha robado el mes de abril, porque así, así estoy yo sin ti. Recostar mi hombro sobre la luna y hablarle de esa amante inoportuna que se llama soledad. Comprender que de nada sirven los whiskis sin soda si están todos menos tú al no poder ser, otra vez, los perros del amanecer.

domingo, 9 de enero de 2011

Madrugadas en Praga

Querida Carolina,

Te escribo porque tengo algo que contarte. Sí, ya sé que estás en la habitación de al lado y que podría ir y contártelo, pero no sería lo mismo. Necesito escribir lo que me ha pasado. Sabes perfectamente que anoche no fui con vosotros, y sabes también que hay una razón por la que no lo hice. Espero que no os sentara demasiado mal. Empezaré desde el principio, porque hay cosas que aún no sabes.
Todo empezó en la habitación. Imagínate, Tener que dormir con un desconocido… pero así es como salieron las cosas. Yo no me llevo demasiado bien con los tíos comunes de:  tias – coches - futbol, me siento incómodo con ellos, es extraño pero es así. Por eso no tengo casi ningún amigo masculino y por eso antes de salir al viaje no tenía ya un compañero de habitación concertado. Me estoy perdiendo… ah si! Pedro, se llama Pedro. Lo sabes, ya te había hablado de él. Lo conocía de vista, ¡y qué vista! Tu sabes bien de lo que te hablo. Al principio todo era muy extraño y violento. Deshacíamos nuestras maletas en silencio hasta que vi algo que colgaba en una percha. Una camiseta de Jules y Vincent. Y eso fue suficiente para empezar a conocernos.

 Nosotros no solemos ir con su grupo, lleno de gilipollas pubescentes, por eso casi nunca hablamos en público. Pero eso sí, nos tiramos todas las noches charlando en la habitación. Cuesta creer que haya conocido a alguien que pueda entenderme, que pueda enseñarme algo y al que yo pueda enseñarle, y lo más sorprendente es que sea un tío. Hasta hace dos semanas creía que todos (menos contadas excepciones) eran gilipollas.

Hasta aquí bien, es algo que dentro de lo que cabe no tiene por qué ser extraño. Una simple amistad. Lo importante de esta historia pasó anoche, cuando no fui con vosotros. Mientras que Matilde, la profesora que dirigía el viaje de estudios, nos daba indicaciones de cómo vivir la noche praguense Pedro se me acercó por detrás y me dijo de irnos juntos, más tarde, por ahí, para hablar y esas cosas. Tiene una voz preciosa, grave pero suave. Su voz se parece al café con leche. Por supuesto acepté su invitación.

Nos quedamos solos, él y yo. ¿Te lo puedes creer? Solos. La calle estaba semi nevada, y casi ni hablábamos, no por nada, sino porque no lo necesitábamos. Pero entonces introdujo poco a poco e imperceptiblemente el tema. El famoso tema. Ése que en este tipo de situaciones me pone nervioso. <<Pero vamos a ver ¿a ti te gusta alguien?>> ¿Qué le respondo? ¿Que sí, que es él? O… le digo que nadie, y que se  desilusione… Odio el maldito tema. Intenté irme por las ramas hasta que llegamos a la catedral. Con un vistoso golpe de efecto cambié el sentido de la conversación y empecé a preguntarle yo, pero no contestaba. Simplemente echaba fotos al monumento. Si hay algo que nunca entenderé es lo de echar fotos a las cosas, y no a las personas. Saqué mi leica y le fotografié mientras volvía. Me preguntó por la cámara, por qué utilizaba una máquina de carrete, la cogió y la inspeccionó. Y entonces, pasó. Caí, cayó. Yo vi como se me acercaba y me besaba.

Carolina, sí. Pedro me besó primero. Yo le besé después. Todo muy tímido, a lo Jean Pierre Jeunet.

No volvimos a hablarnos. Todo era tenso, demasiado tenso, demasiado extraño. ¿Era esto una broma? Pedro, ¿ el alto, guapo y moreno? ¿Ese pedro? <<Esto es una broma, pero vamos, seguro>> pensé. Mis sentidos estaban embotados, Carol ¿cuándo me pasa a mi eso? ¡Jamás! Hubo un momento tenso en el ascensor, él me miró, yo sonreí. Había demasiada gente como para hablar del tema. Él salió primero, yo salí después, abrió la puerta de la habitación y la dejó entornada. Aquel pasillo significaba por mí los treinta y nueve pasos de un preso a muerte en la prisión número tres de Wyoming. ¿qué estaría pensando él en ese momento? ¿Se estaría riendo  alocadamente por verme caer en su juego? ¿Estaría tan nervioso como yo? Es más ¿Estaría pensando en mí? Fueron catorce pasos los que separaban el ascensor de la habitación.
 Finalmente llegué. Carol, debería eliminar algunos aspectos sórdidos de esta parte y resumir en que, aunque fuese mi mano la que abrió la puerta, fue la espalda la que la cerró. Pedro me estaba esperando. Me besó, me volvió a besar pero esta vez con fuerza, con… pasión. En algún lado de aquella habitación se escondía un director de telenovelas latinoamericanas, o eso es lo que creí en aquel momento.

Carol, todo esto suena mal, suena a mentira. Yo también lo pensaba. Pero más tarde, cuando apagamos la luz y nos vimos durmiendo abrazados en una minúscula cama de hotel me di cuenta de que no.

Carol, está detrás mío durmiendo aún, y cada vez que lo miro se me enciende algo en el pecho. Voy a pasarte esto por debajo de la puerta y voy a volver a abrazarlo como antes. Carolina, supongo que las otras también estarán leyendo esto, no se lo reprocho, yo también lo haría.

viernes, 7 de enero de 2011

Häagen Dazs

Indochina

Anoche tenía pensado todo lo que quería escribir. Anoche todo fluctuaba. Pero hoy, hoy no me acuerdo de nada. Sé por qué quería escribir esto. Porque tengo miedo. Miedo de perderme, de desaparecer. Hago malabares mientras monto en monociclo por un estrecho camino donde a cada lado hay un barranco. Por un lado dejar de ser quien soy, en quien siempre he creído. Saber que de un día a otro serás como ellos. Por otra parte no ser feliz nunca, nunca jamás. Toda mi vida he ido eludiendo mis problemas como si fueran de otros. Como hacemos todos con los sucesos en el tercermundo o en el mar de indochina. Sabemos que están ahí, pero siendo sinceros pocas veces nos interesan. Pero ahora... todo está tan cerca, tan cerca de su final. Posiblemente no entiendan nada. Lo sé. Pero tampoco puedo ponerlo aquí, es todo tan, tan, tan tenso. Debería estar llorando, debería revolcarme por los suelos chillando de impotencia. Tiene solución ¿Pero y qué? Si le pasase a otro me daría más pena. 
Pensar en todo esto me revuelve algo en el estómago. ¿Y si aquel escritor tenía razón y sólo quieres ser como ellos? ¿Y si lo consigues y de pronto olvidas quién eras? ¿Y si el quién eras no importa? Sólo son tres preguntas. Tres preguntas que escribo aquí porque tengo que poner una punta de lanza de todo lo que viene detrás. Intento contarles cómo me siento sin decirles por qué, lo siento, perdónenme. Perdónenme también por hablarles de usted, pero es la única solución y salida. Hablar así, intentar pensar que todo esto le pasa a algún otro chaval de allende los mares.
Imagínense que un día se despiertan y su médico les dice que tienen un tumor en el cerebro, es benigno, siempre ha estado ahí. Se lo extirpan pero les avisan de que posiblemente no vuelvan a ser la misma persona. ¿Entonces? todo aquello que les ha hecho vivir, sus gustos, sus aficiones, sus amores ¿cambiarían?
¿Sería su vida producto de un burdo tumor en el cerebro? Esa, queridos lectores, es la pregunta.

martes, 4 de enero de 2011

Morlocks, all the need is love


Me siento fatal. Fatal conmigo mismo. Sé que es volver a repetir lo de siempre. Volver a caer en el mismo pozo oscuro y cavernoso lleno de Morlocks, que al fin y al cabo son como yo, gente que tuvo poco amor de pequeños. La idea de convertirme en un Morlock no me seduce, pero sin duda esto es así. En el submundo están los Morlocks, y arriba los seres superiores frágiles y encantadores. Tristemente todo se reduce a eso. Y se llevarían bien, sí, cuando los de abajo tuvieran un poco de amor.
Me siento un poco culpable por esto. Voy jugando a tres bandas, tengo tres blogs y los tres igual de activos. Estoy loco. Pero en cada uno puedo poner una faceta que ninguna de las otras partes sabe. Y así es mejor. Aunque igualmente me siento culpable.
He vuelto a releer la anterior entrada y me quedo con una frase: "Se abrazaban como abraza en el sushi el salmón a las bolitas de arroz". No sé por qué. En fin.
También he leído los comentarios y realmente me ha puesto contento, creía que nadie iba a leer esto. Me cae bien Monsieur X, al cual encantado dejaré "Confesiones de una máscara" que por ahora es el único que tengo (aunque el de color prohibido también tiene buena pinta) Cuando leí el segundo capítulo de Confesiones fue un... ¡Dios, no pué ser, alguien que me comprende! Y la verdad, no estoy muy metido en la cultura japo y todo eso, conozco algo, a Mishima, Murakami (aunque el de "Sauce muerto, mujer dormida" aún no lo he leído u.u pero "Sputnik mi amor" y "After Dark" son geniales) y sí, si me fastidia lo <<del waiiii ya, koko menyeukei!>> Por cierto, a mí también me da el arranque karaokero después de las uvas. La noche empieza con Raphael y su "tamborilero" pero no se sabe cuándo acaba Alaska... Rafaella Carrà... xD
En seiro. No me he currado nada esta entrada, pero oye... Por cierto, perdonadme la frikada de los Morlocks y todo eso, pero lo he escrito sin pensar, y al fin y al cabo éso es lo mejor.

domingo, 2 de enero de 2011

Sushi


Intenta torpemente coger el sushi con los palillos, dejo que lo intente una, dos, tres veces, es realmente gracioso, el me mira e intenta mantener el tipo mientras sonríe. Es de la clase de persona a la que no le gusta quedar mal. Dudo un poco, pero cojo tiernamente su mano y le dirijo. No sé como se lo habrá tomado. No soy nada sutil y vuelvo a sonreír.
Un japonés comienza a cocinar delante de nosotros, charlamos tímidamente. ¿Qué quieres que te cuente? En toda esta historia sigue habiendo cosas que no funcionan, él no me entiende, es muy básico. ¡Simple! Ésa es la palabra. Me horroriza. ¿Me lo tomo a bien, como reto personal de encauzarlo por el camino sagrado de Haruki y Mae o eso generaría demasiadas diferencias? Es algo que me persigue, una pregunta larga e inconexa. No conoce al tito Woody, pero quiere ver Manhattan. Vamos por el buen camino.
El japonés corta sepia rápidamente y hace como que no nos oye. Me gustaría preguntarle ¿se me nota demasiado? Me gustaría ser él, y verme desde fuera, seguro que se me nota mucho. ¡Dios! No paro de mirarlo.
Lo prueba todo, y lo más extraño ¡le gusta! Disfruto viéndolo disfrutar, y tirito. Estoy cayendo en un pozo sin fondo y sigo sin saber si se ha dado cuenta de mis intenciones. Pero todo ha pasado tan rápido, no hace ni tres semanas del “accidente” y ya estoy aquí, cenando con él, intentando seducirle, seguro que no se ha dado cuenta todavía. ¡Segurísimo!
Sputnik mi amor le suena a chino, y Rubén Darío, y Warhol, y Wong Kar Wai. Pagamos y nos ponemos los chaquetones, cuando hace frío está aún más mono. Esperamos al autobús, hablamos de la vida y de la filosofía, prefiere no calentarse la cabeza, yo le digo que al fin y al cabo es lo mejor, y él al rato responde que tiene sueño.
El autobús llega vacío, nos sentamos juntos. Yo miro por la ventana, él cierra los ojos y tras probar varias posturas en el aire, se decide a apoyarse en mi.
¡Oh Dios! ¿Qué hago, le pregunto que qué hace, lo dejo estar, lo…?
-         ¿Te incomoda?
-         No… no… Solo es que… estás tiritando.
-         Tengo algo de frío.
Vale, a ver, pongamos cada cosa en su sitio. Que no se haya dado cuenta de todas mis indirectas sería casi imposible ¿no? Bien, partimos de ahí. Lo de apoyarse podría ser porque realmente tiene sueño, o porque quiere… en fin, eso, acercarse. ¿Dónde está María cuando la necesito? ¡Mierda! Sigue tiritando… Venga, va.
Lo abrazo, y él se acomoda aún más. No hay duda.
Lo despierto de su falso sueño al llegar a la parada. Él me mira desde abajo y me sonríe. Al salir está lloviendo, el autobús se va, la calle está desierta, hace mucho frío.
Alguien tiene que decir algo, se me pasan por mi mente frases absurdas y desestructuradas “podrido en Dinamarca huele algo”, soy como Yoda pero con más tipín.
-         Lo he… ehm… pasado realmente bien.
-         Si… yo, tu, uhm… ¡Si! Realmente bien.
-         Podríamos… repetirlo, algún día, alguna noche, o tarde o…
-         ¡si! O mañana, una mañana repetirlo podríamos también.
-         Podríamos… ir a mi casa. Tengo chocolate y… está lloviendo.
-         Creo que… ehm… no acostumbro a hacer esto ¿sabes? Yo siempre he sido de mujeres y vino y… eso. Y eso si. No quiero… hacerlo.
-         No… no. Quédate a dormir, simplemente.
Seguimos balbuceando durante unos diez minutos que se hacen tan largos como cortos, después, solo Dios sabe como terminamos besándonos y hablando de lo importante de la lluvia para los campos de secano. Finalmente vamos a mi casa.
Él no quiere hacer nada, yo, tampoco. Parece raro, pero es así. Dormimos juntos sí, en una cama de 2 x 90. Dormimos abrazados, como en el sushi abraza el salmón a las bolitas de arroz. Dormimos felices mientras llueve. Dormimos como de alguna manera u otra siempre habíamos querido dormir. Y a la mañana siguiente tomamos chocolate caliente mientras vemos Chungking Express arrebujados en una manta, separados del mundo y de la nevada exterior.

sábado, 1 de enero de 2011

Edredones en la oscuridad

No era la primera vez que me pasaba aquello, realmente, ese sentimiento de que debajo de mi no había nada, era bastante común en mi vida, pero esta era la primera vez que bajaba tanto ¡Y tanto! El colchón se estaba desquebrajando, una enorme grieta llegaba de lado a lado, se veían plumas por todos lados, salió disparado un muelle, y yo tapado de la cabeza a los pies, resguardado completamente bajo el edredón, intentando aferrarme a una esquina, agarrándome con uñas y dientes, pero nada dio resultado, lo que finalmente provocó que cayese a un vacío que nunca antes habría creído posible que hubiese bajo mi cama.
No sabría decir si el edredón estaba sobre mi o yo sobre él. Caíamos a una velocidad inaudita, bien por su rapidez, bien por su lentitud. Alrededor de mi se arremolinaban partículas de verde esperanza y de amarillo limón, rosa pasión y rojo chicle, veía literalmente el tiempo pasar y el viento me traía un agradable olor a iglesia.
Aunque un poco mareado por el incienso, decidí poner el edredón debajo de mí, para intentar amortiguar la caída. Tranquilamente, me recosté sobre la gruesa manta y miré hacia arriba. Y Ahí, en el oscuro cielo veía parejas de lágrimas que bailaban un vals y reían y lloraban y vivían hasta que en la negrura desaparecían para siempre, junto a ellas fuegos artificiales que decían bonitas frases de amor y ternura, decían “Te quiero” y “Te amo”,y, “tu y yo por siempre” y “bésame”, pero realmente, se desvanecían tan rápidamente como tardas en olvidar a quien se las dices.
Caía como Alicia a través de la madriguera del conejo, o como Dorothy por el tornado.

Resaca in Blue (Tropic)

Vengo de la fiesta, de la gran fiesta. Al final fui. Quizás era eso lo que me hacía falta, beber hasta perderlo todo (el móvil, las llaves... Menuda escena me montaron mis padres por llamar a las 5 de la mañana al timbre...) Bueno, el caso es que, aunque no me apetezca nada hacer un recuento del 2010, creo que tengo que hacerlo. Si uno no se da cuenta de lo bueno que tiene... lo pierde todo.
Realmente ahora mismo solo recuerdo lo malo. Esos horribles momentos que te amargan. Pero son tan pocos... ¡Y tan infimos!
 Quizás este año no haya hecho todo aquello que quería hacer, todo aquello que una noche como ésta me propuse hacer. Ser menos tímido, más activo...y ese tipo de cosas de las que ¡jo! ni siquiera me acuerdo... Pero he hecho otras, lo bueno que ha tenido este año es que todo ha ido saliendo, todo ha sido por el azar. Yo no buscaba nada pero encontraba de todo. No podría decir que me he encontrado a mí mismo, pero casi. Ya sé qué quiero ser, ya sé como soy. Este año me he desarrollado. ¿Saben? Me gustaría ser escritor. Yo quiero ser escritor. No hace falta que sea de éxito, no quiero escribir best-sellers - me sentiría bastante mal si lo hiciera - .Yo lo que quiero es contar algo que me sale de lo más hondo de mi cuerpo. Eso ha sido lo bonito de este año, que de pronto te das cuenta de algo que siempre siempre siempre ha estado delante de ti, mirándote con ojos de gata.
No he tenido problemas graves, creo que ni siquiera me he puesto enfermo. Sigo teniendo a toda esa gente de confianza que me apoya y a los que apoyo. Quizás no he conocido a más gente, pero con conocerme a mí y a Yukio Mishima, casi que me doy por satisfecho. Algún día os hablaré de él.