sábado, 1 de diciembre de 2012


Lanzados al vacío, despedidos de todo anhelo, nos agarramos a la belleza, al baile y al amor. Es el fin de los tiempos, el principio del equilibrio eterno. Bienvenidos al horizonte perdido, bienvenidos a la Polinesia Meridional.


jueves, 13 de septiembre de 2012

"Yo no sé muy bien quién soy todavía. He tratado de fumar en pipa, lanzar monedas y escuchar exclusivamente a cantantes franceses. Otras veces voy a la playa y miro el mar, ya que vi en un documental sobre un conocido pensador que luchó así ante una inexplicable pérdida. Incluso he tenido una breve fase de usar sombreros. Pero no duró."



Es peligrosa esta repentina vuelta a los 15 años. Y deliciosa, es como ganarle una partida de Intellect al pasado.

martes, 24 de julio de 2012

Cuando Confucio inventó la confusión



Antipièce:
Abismo, dícese de.
Bueno, en realidad, todos sabemos qué es el abismo ¿no? Quiero decir, El Abismo, como concepto empírico, como El horror, como Él mismo, sujeto de estas palabras, son sustancias abstractas y a la vez finitas y... Dios! No sé qué estoy escribiendo. 
El problema, creo, fue desear algo salvaje, es lo que tiene, lo salvaje y lo absurdo, lo surrealista, no puede unirse a la realidad, el problema fue también que nos vendieron este verano como el de nuestras vidas, ¡el listón está demasiado alto!, sólo Ellos podrían darle a la época estival el nivel que necesita. ¿Será verdad que han hecho demasiado daño? Lo que es cierto es que aquellas fiestas patronales fueron patrocinadas por Arrabal, Beckett e Ionesco, como un juego absurdo de sillas e insectos, donde el tiempo no pasa, porque no pasaba, podría haber seguido hablando con él toda la noche, dejando escapar por válvulas la atracción TOTAL que ejercía sobre mí, funcionó tan bien mientras funcionaba, ¡tan bien!, que me resulta estúpido plantearme cómo continuar lo que pasó entonces, ¿un mensaje privado? -demasiado cutre- ¿la próxima party hard en los ghost town de Murcia? -demasiado evidente - ¿entonces? ¿Y si, como siempre, estoy exagerando, y si simplemente nos caímos bien y el resto fue resultado de la confusión del alcohol? ¡Qué diría Arrabal de todo esto! Pero al fin y al cabo, esto es lo que quería, ¿no?, esto es El Abismo, esperar a Godot al borde del precipicio, sentir el vértigo de tu hipotético cuerpo cayendo hipotéticamente hacia el, también hipotético, obsceno pavimento. ¡Menuda angustia! Pero es que es no tiene sentido, una noche de entre los muertos surge uno de esos a los que una vez, de pasada, dijiste que lo harías padre de tus hijos, y de repente llega y te dice cubata en mano, ey, hola, quiero ser tu amigo. No, no tiene sentido, esta realidad no tiene forma. Creo que esto es lo que tiene, es lo que pasa, al decidir aceptar la ciudad y sus criaturas, acepté también sus fiestas patronales, lo acepté a él, con su halo de confusión sexual, acepté la duda y la acción. Creo que me siento raro, confuso. ¿No sería mejor, más rápido y efectivo, preguntarle directamente si es gay?
¡Maldita fijación con los hetero!
Creo que ahora sólo queda decir Goodbye Stranger, de Supertramp, o un CUIDARSE, que viene a ser lo mismo.


Por cierto, tengo unas ganas terribles de meet people, que me aburro demasiau, de Murcia o no sé, también voy al Arenal, ahí queda.

domingo, 20 de mayo de 2012

jueves, 3 de mayo de 2012

La libreta amarilla de Gersh-Win, - pg. 97

Fin de Fiesta, Carrie y Battle Royale
 Es extraño cómo se van concatenando los hechos, es extraño cómo poco a poco todo va adoptando una linealidad que jamás antes había podido percibir y es al final del todo, en los últimos días, entre melancólicos y amargos, cuando te das cuenta de todo lo que ha pasado en seis años, de refilón, sin demasiado ruido, como un huracán instantáneo y pasajero. Y es extraño, sí, de repente un día se te ocurre parar la clase, refugiarte por un minuto en tu mente como ya has hecho mil veces, y ponerte a pensar en el tiempo que ha pasado como si no hubiera pasado desde que empezó el curso, y todo comienza a ser más extraño cuando ves que los recuerdos son como fantasmas, como de otro tiempo y de otro lugar, de otra persona muy lejos de tí, y sólo queda el tuenti para confirmar que estuviste allí, aquel día y a aquella hora con aquellas personas que tanto han cambiado, que han crecido, que tienen el pelo más largo o más corto, que han adelgazado, que incluso han madurado y ya no son los de antes. ¿Cuánto hace de la escaramuza madrileña y por qué ya la contamos como se la contaremos a nuestros nietos? No ha pasado mucho más de un mes. La vejez llega.
 Además de esta extraña percepción temporal sesgada y melancólica, el último curso de la adolescencia tizna el mundo de un furioso y violento marrón mierdagato que todo lo ocupa y todo lo llena. Los ojos, las caras, las manos, incluso las voces, a ellas también, y a las expresiones y las formas de hablar. Como si fuera Flandes, como si fuera el Desembarco de Normandía, una agónica menstruación permanente o un parto prematuro de un conjunto de padres que odian a su criatura: Nietzsche, Lorca, Boticcelli; Kafka, Shakespeare, Márquez; Dalí, cariño, tú también. Porque cada vez está más cerca el maldito Día de la Ira, la disolución total de la cordura, un Battle Royale a la española por una mísera plaza, por un título y una carrera, por una vida acomodada y feliz. Siento ponerme anarca. Pero es que me dan tantísimas ganas de demostrarles mi supuesta madurez, que soy mejor que la persona que tengo a mi lado contándoles la Verdadera Historia del Mundo, nuestra historia trágica y entretenida. Hojas y hojas, toneladas de folios que nos hagan mejores que los demás, olvidando la idiota medición de conocimientos que al fin y al cabo es como sacarse la chorra y comparar. Podríamos hablarles de cuando empezó todo, el Big Bang: nuestro primer llanto; relatar todo lo vivido desde principio hasta el momento de comenzar a mover la mano para escribir el inicio del mundo, como en aquella novela, en las puertas del Infierno. Toda una vida de cosas para contarles, enamoramientos improcedentes, defunciones improcedentes, besos y noches y días y mañanas. Viajes, también. Podría contarles cómo consiguieron sacar la barca del embarcadero en el Parque del Retiro, podría contarles la fiesta nocturna en el hostal y mil cosas más si decido hablarles de Madrid; Podría contarles cosas de estos seis años, el primer concierto, la primera fiesta y el primer vómito metafísico, las obras de teatro y las películas de Tim Burton que nos acompañaron durante toda nuestra fantástica y maravillosa preadolescencia; Podría... relatarles el momento en el que conocí a Arrabal, el primer instante en que escuché a Klaus & Kinski o cuando, por causa de la casualidad vi las películas del hombre que terminaría por volverme loco. Podría contarles tantas cosas que me limitaré a decirles las formas jurídicas de la empresa o la estructura oracional de alguna frase absurda.
 Me crea confusión dejarlo todo, cambiar por fin, me crea confusión y cierta tristeza, a decir verdad. Ahora mismo no sé exactamente qué va a pasar a partir de ahora, y un vacío vertiginoso se abre en la incertidumbre de la duda -que ofende- sobre estudios, carreras y ciudades. Lo único que espero, el único sueño que tengo es que dos repitan vestido en la graduación, y que todo termine plan Carrie. Ése sí que sería un buen fin de fiesta, y ahí terminaría todo y no tendríamos por qué hacernos preguntas comprometedoras sobre nuestra vida y nuestro futuro.
¡En América sí que hacen graduaciones como Dios manda!