miércoles, 31 de julio de 2013

Tormenta Solar Perfecta


Posiblemente fue un error prometeros una de esas historias que merecen ser contadas, porque esta desde luego no lo merece. Y porque me cuesta horrores, porque lo recuerdo en mosaico aleatorio, y porque los momentos brillantes relucen tanto que eclipsan cualquier otro. Su mano descendiente oculta el sudor y el reseco sabor de nuestras bocas, y las barbas que pican y a las señoras drogadas, al igual que bailar a su lado era bailar, y reconstruir las frases que decía cuando la música me impedía oírlo era lo más maravilloso. Y no sé si sabéis cuál es ese algo que os dice que tienes que estar en un sitio concreto, da igual el por qué, un sitio concreto, un lugar concreto, una confabulación, una señora drogada a la cual adorarás por siempre, a la que besarías hasta el último de sus cariosos dientes en agradecimiento. La Sincronía que sólo puedes tener con un desconocido que entiende todo lo que dices.
Y no sé, también me pregunto de dónde sale la ternura hacia una persona a la cual no conoces, por qué la seguirías besando, o por qué aún la besas en el vívido recuerdo, aunque asumas que gracias a dios sólo se quedará en eso, en el tóken de Fangoria que no quisiste gastar, como luto. Su lunar, Anthony Hopkins, Tadzio y el marisco. Y más cosas de las cuales no me acuerdo o no sabría describir. Aunque sé lo que son. 
Y por supuesto sé que esto es lo más normal, y que a todo el mundo le pasa, y que es un festival. Pero me gustó, y ya. También sé que sólo me apetece recordar lo bueno.
Por último, sé que es una mierda de historia. Así contado pierde.