lunes, 4 de julio de 2011

Reflexiones en un probador

     El sujeto entre mis manos ríe, vuelve a reír. Su rostro chorrea sangre, el mío también, mis manos intentan asesinar a la aberración primigenia, al horror que me persigue. Frankenstein era un inútil, un débil, yo sí puedo matar a mi bestia, y de hecho lo estoy haciendo, aunque ría, aunque no pare de reír. Vuelvo a golpear su cabeza contra la mesa, lo lanzo hacia el suelo y cae, casi muerto. Aún ríe. Intento coger la lámpara, que se me resbala por la sangre. Mis manos tiemblan. Intento acercarme con entereza, con la suficiencia propia de un villano de película, o mucho mejor, de cómic de los cuarenta. Intento parecerme al emperador Ming, al doctor Durand-Durand, a David Bowie en Dentro del Laberinto, y creo que no lo consigo, porque el puto payaso sigue riéndose, riéndose de mí. Me acerco y apoyo la lámpara en su cabeza, no quiero fallar, otra vez no.
    “Mátame, estoy dentro de tu cabeza ¿no te das cuenta? Puedes matarme ¡Pero seguiré en tu cabeza!” grita convincente. Su boca se abre, su horrible boca, sus dientes revueltos castañetean y hace una mueca imperceptible de felicidad extrema, casi orgásmica, que se hunde entre sus carnes. 
   -Nunca estaré solo, siempre lo tendré a él.- susurro abatido, comprendiendo la ignominiosa idea de que siempre tendré a un niño retrasado conmigo, un niño obeso embutido en un traje de payaso, con el maquillaje corrido por la cara por el mar de sudor que le recorre, un niño enfurruñado, cansado de todo, que no para de odiar, un niño horrible y obsceno, grotesco, una mancha para toda la humanidad, y que además no para de reírse, jamás para de reírse y nunca parará. Porque lo necesito tanto como él me necesita a mí, porque siempre estará en mi cabeza, y aunque me cueste decirlo, porque le debo muchas cosas, sin él jamás sería quien soy: un monstruo limpio.

"Mil gracias al niño obeso, pero debe morir"

1 comentario:

  1. Una entrada un poco bizarra, pero interesante jeje.
    En el fondo todos tenemos un monstruo dentro, la cuestión está más bien en si lo dejamos o no salir.
    Saludos!

    ResponderEliminar