viernes, 2 de septiembre de 2011

David Lynch, Pink Martini y Monstruosidades del Averno Indie


Cada día la vida se me parece más a una película de David Lynch, Y ODIO A DAVID LYNCH. Pero es que es todo tan bizarro y grotesco... ya sé que eso lo he dicho aquí hasta la saciedad ¡Pero no me canso! Quizás sea justamente porque vivimos en un mundo extraño donde sus habitantes no se cansan de decir lo extraño que es todo, somos así. No entiendo a David Lynch, ¡y no lo soporto! ¿Cómo alguien puede calificar de genial obra maestra 'Carretera Perdida'? Si no hay por donde pillarla! No tiene sentido, no es surrealismo, no es metáfora, no es nada! es incomprensible! Y así es como veo ahora mismo la vida. Tengo miedo de que en cualquier momento caigan unas cortinas de terciopelo rojo (o azul, vaya) y que aparezca un enano bailando. Y este sentimiento de terror bizarro conduce a mi mente por... por una carretera perdida hacia el horror! Esa canción, ¡La canción!

Si chiama uh! Tuca Tuca, Tuca L'ho inventato io, Per poterti dire:
"Mi piaci, mi piaci, mi piaci, mi piaci, mi pia!"

En cualquier momento sonará esa canción con eco, y con los sonidos graves elevados al infinito, y aparecerá ante mí un enano bailándola, como en estado de éxtasis. Y él, y su pelo, y su exnovia, y Hitchcock, y la guerra fría, el doctor Manhattan, Alan Moore y su estúpido misticismo caótico, y yo cayendo desde el campanario de Vértigo, empujado por una manada de monos árticos. Rod Stewart se despierta sudado, Kim Novak se mira a sí misma ante el espejo “mi felicidad, su felicidad, ¡el cambio, El Cambio, EL CAMBIO!. David Bowie y las arañas de Marte, Dentro del Laberinto”. Enciende un cigarro y se lo mete en un ojo y disfruta como una PERRA. Y David Lynch ríe. Y Hitchcock también. Y Ti voglio, ah-ah!, Ti voglio, ah-ah-ah!, È tanto bello star con te, E quando ti guardo, lo sai cosa voglio da te. Y él también ríe, se descojona, y el horror ante mis ojos se desvanece. Miles de luces, el concierto, el enano sigue bailando, El suelo blanco y negro donde baila poco a poco se levanta, se esfuma:
- Dime, mi amor
- ¡Oh dios! Nos falta pista de baile! ¡Vamos a morir!
Y todos caemos hacia el averno, hacia el abismo oscuro, como Dorothy aplastada por su propia casa, como Alicia desnucada al caer en la madriguera del conejo, la bestia nos espera impaciente para devorarnos las tripas, y sólo los enfermos se salvarán, porque son los únicos inocentes.

Y de repente llego, vuelvo en mí, estoy en mi casa, pasando algo de frío, por la lluvia. Estaba diciendo que odiaba a David Lynch, ¿me equivoco? No, pero también me odio a mí mismo porque al fin y al cabo es la misma imbecilidad pensar que él pudiera ser gay o que Carretera Perdida pudiera ser una gran película.
De cualquier manera, todas mis dudas serán reveladas, pronto.

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