viernes, 4 de enero de 2013


¡Qué niños somos! ¡Cómo ansiamos una mirada así!; Qué niños somos! Habíamos ido a Wahlheim. Las mujeres fueron en coche y durante el paseo creí ver en los ojos negros de Lotte... ¡Estoy loco, perdóname!, ¡tenías que verlos, estos ojos! Para ser breve (porque estoy cayéndome de sueño): las mujeres subieron de nuevo; el joven W..., Selstadt, Audran y yo rodeamos el carruaje. En la portezuela charlaron con los muchachos que eran bastante ligeros y frívolos. Yo busqué los ojos de Lotte. ¡Ay!, ¡vi que iban de uno a otro! ¡Pero en mí, que estaba allí completamente solo, pendiente de ella!, ¡en mí!, ¡en mí!, ¡en mí!, ¡no se fijaban!- ¡Mi corazón le dijo mil veces adieu! ¡Y ella no me miró! El carruaje pasó a mi lado y una lágrima asomó a mis ojos. La seguí con la mirada y vi asomar por la portezuela el tocado de Lotte y se volvió para ver ¡ay!, ¡para yerme a mí!-¡Querido! Estoy flotando en esta incertidumbre; éste es mi consuelo: ¡tal vez se volvió para mirarme a mí! ¡Tal vez! ¡Buenas noches! ¡Oh! ¡Qué niño soy!

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