domingo, 1 de mayo de 2011

The Man From LaMancha

"He sido soldado y he sido esclavo. He visto a mis compañeros caer en combate o sucumbir más lentamente bajo el látigo en África. Los atendí en su último instante, eran hombres que habían visto la vida tal como es, y murieron desesperados. Sin gloria, sin pronunciar heroicas palabras, sino con sus ojos llenos de atroz confusión, inquiriendo solo por qué. No creo que con ello estuvieran preguntando que por qué morían, sino por qué nunca habían vivido. Cuando la vida misma parece un gran desatino ¿quién sabe dónde está la locura?. Ser demasiado práctico quizá es locura, entregarse a los sueños tal vez sea también locura, buscar tesoros donde sólo hay inmundicia ¡Ser demasiado cuerdos puede ser locura! Y es locura sobretodo ver esta vida tal y como es y no como en justicia debería ser."
En estos momentos me siento más cerca de Don Quijote que de cualquier otro personaje en el mundo. ¿Por qué sentirme culpable por pensar en él? ¿Por qué si no puedo apenas verle no puede mi mente divagar hasta los insatisfactorios mundos de la fantasía? Claro que sé que no me tendría una noche entre sus brazos ni pagando, que jamás diría ni dirá lo mucho que me quiere, lo mucho que le gustan mis arruguitas cuando río. Dudo que se haya percatado siquiera de mi irrisoria presencia. Dudo, dudo de que crea en el romanticismo, ni en las salvajes historias de amor en la ciudad, que alguna vez se haya enamorado perdidamente y de foma completa, sustancial. Pero como Don Quijote, a mi paso convierto el hierro en oro, transformo a la ruda Aldonza en Dulcinea y de ella "a Melibea quiero y Melibeo soy", dándole vida a un cuerpo, animando a un homúnculo perfecto. Y volveré a hacerlo, a fantasear con que me quiere, hoy, mañana, pasado. Así hasta que muera solo, en La Mancha.

No hay comentarios:

Publicar un comentario